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23/03/2024
Este problema surge debido a una anatomía anormal en la articulación de la cadera, lo que puede llevar a la degeneración del labrum y el cartílago adyacente. Aunque afecta alrededor del 30% de la población, en muchos casos no produce síntomas graves y puede pasar desapercibido. Sin embargo, si no se trata, puede progresar hacia la artrosis de cadera prematura. Es crucial abordar esta afección para evitar complicaciones futuras y preservar la salud articular a largo plazo.
El dolor de cadera en adultos puede tener origen en el choque femoroacetabular, una condición que presenta dos variantes distintas. Por un lado, el pinzamiento femoroacetabular tipo CAM se caracteriza por un aplanamiento en la unión del cuello de la cabeza del fémur, provocando un atrapamiento durante movimientos de flexión y rotación de cadera, más común en hombres. Por otro lado, la PINZA se manifiesta cuando el acetábulo se extiende más allá de sus límites habituales, rozando contra la cabeza del fémur y su cartílago durante la flexión y rotación de la cadera debido a un crecimiento excesivo del borde acetabular. Estudios indican que el 85% de los pacientes con esta afección presentan una combinación de ambas variantes.
El dolor asociado al pinzamiento femoroacetabular se manifiesta principalmente en la cadera o ingle durante ciertos movimientos o posturas. Desde Osten sabemos que es esencial que este malestar sea evaluado por un especialista en traumatología de cadera para evitar confusiones con otras afecciones como la pubalgia. Este dolor puede presentarse de diversas formas, incluyendo molestias inguinales durante la flexión y rotación interna de la cadera, así como sensaciones profundas en el muslo, espalda o nalga. Además del dolor, pueden surgir síntomas adicionales como rigidez, limitación en el rango de movimiento, chasquidos o bloqueos articulares.
La identificación precisa del pinzamiento de cadera se logra mejor mediante una variedad de pruebas diagnósticas, que incluyen:
Radiografía: Esta prueba proporciona información sobre lesiones tipo CAM o tipo pinza, revelando anomalías como el aumento del cuello del fémur o acetábulos muy cerrados, que facilitan el pellizco.
Examen físico: El traumatólogo recopila la historia clínica del paciente y realiza pruebas específicas, como el test de pinzamiento femoroacetabular, para evaluar el dolor inguinal durante movimientos específicos de la cadera.
Resonancia magnética: Esta prueba de alta resolución permite visualizar lesiones del labrum además de las anomalías estructurales.
Artrorresonancia: Una resonancia con contraste, que destaca las zonas de rotura del labrum para una mejor visualización.
Escáner: Realizado previamente a la cirugía, proporciona información detallada sobre la anatomía para planificar la intervención quirúrgica.
El tratamiento suele comenzar con enfoques conservadores, pero si estos no tienen éxito, la cirugía puede ser necesaria. La técnica artroscópica es comúnmente utilizada, permitiendo una recuperación más rápida y siendo menos invasiva. Durante la cirugía, se pueden realizar diversas acciones, como la remodelación del borde acetabular, la reparación del labrum y/o la corrección de la unión femoral cabeza-cuello.
Es esencial abordar esta lesión priorizando el control, fortalecimiento y movilidad de la pelvis. La fisioterapia o rehabilitación son métodos efectivos para tonificar la musculatura del tronco y mejorar la condición. En ciertos casos, los médicos recurren a las infiltraciones articulares como medida para aliviar el dolor.
Existen una variedad de ejercicios diseñados específicamente para mejorar la condición de la cadera en casos de choque femoroacetabular. Es muy importante acudir a un especialista para tratar con profesionalidad el problema y no empeorarlo. Desde Clínica Osten os mostramos algunos de los principales ejercicios para realizar en casa:
EJERCICIO 1: Apoyado contra la pared, extiende la pierna sana y el brazo durante 10 segundos para trabajar el equilibrio en la pierna afectada. Realiza 3 series de 10 repeticiones cada una.
EJERCICIO 2: Realiza zancadas hacia adelante con las manos en la cintura, bajando la rodilla casi hasta tocar el suelo. Mantén la posición y repite con la pierna opuesta. Haz 3 series de 8 repeticiones por pierna.
EJERCICIO 3: De pie, sobre una pierna, flexiona la otra hacia atrás mientras inclinas el tronco hacia adelante. Mantén el cuerpo paralelo al suelo, con la pierna de apoyo ligeramente flexionada. Repite varias veces con ambas piernas.
EJERCICIO 4: Acuéstate boca arriba con las rodillas dobladas y coloca una banda elástica alrededor de las rodillas. Intenta separar las rodillas y mantén la posición unos segundos, empujando con los talones contra el suelo para elevar la pelvis en una posición de puente.
EJERCICIO 5: Realiza zancadas laterales. Haz series de 8 repeticiones por pierna.
EJERCICIO 6: Coloca una banda elástica alrededor de los tobillos y flexiona ligeramente las caderas y las rodillas. Camina lateralmente sin perder la tensión en la banda elástica, dando pequeños pasos.
EJERCICIO 7: Realiza una plancha lateral estática con el antebrazo apoyado en el suelo y la pierna superior adelantada. Aguanta la posición durante un minuto contrayendo los abdominales y elevando la pelvis para alinearse con los hombros y las rodillas. Realiza de 5 a 6 series.
Si sospechas que puedes tener un choque femoroacetabular, no dudes en consultar a un médico para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados. Puedes coger cita mediante el siguiente enlace.
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