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27/12/2023
En esta ocasión en Clínica Osten vamos a tratar el síndrome de piernas inquietas (SPI), se manifiesta como un desorden neurológico que trae consigo una sensación molesta en las piernas, incitando al movimiento. A menudo, los síntomas se intensifican en periodos de reposo o durante la noche, cuando el paciente está en la cama.
Existen diversas causas detrás de este síndrome. En algunos casos, puede estar vinculado a lesiones en los nervios periféricos, deficiencia de hierro o elevados niveles de ácido úrico en la sangre. No obstante, en la mayoría de los pacientes, el síndrome de piernas inquietas se clasifica como idiopático, sin causa aparente. Aquí, la predisposición genética podría jugar un papel crucial, ya que al menos una tercera parte de los pacientes tiene antecedentes familiares.
Se especula que la disminución de dopamina, un neurotransmisor vital para la coordinación motora, podría ser el origen del SPI. Este síndrome se manifiesta como una sensación indescriptible y desagradable en las piernas, empeorando al descansar y mejorando momentáneamente con el movimiento.
El impacto de estos síntomas, predominantemente nocturnos, perturba el sueño adecuado de quienes lo padecen. Hasta un 80% de los pacientes informa movimientos involuntarios de las piernas durante el sueño, y un grupo más reducido experimenta estos movimientos también durante la vigilia.
Entre los síntomas más frecuentes se encuentran los tirones, sensación pulsátil, dolor, picazón, sensación de choque eléctrico y movimientos involuntarios de las piernas. La dificultad para conciliar el sueño a menudo acompaña a estos síntomas.
El diagnóstico del SPI se basa en cuatro criterios esenciales:
Necesidad irresistible de mover las piernas, generalmente acompañada de una sensación molesta en ellas.
Inicio o empeoramiento de los síntomas en reposo o al permanecer acostado o sentado.
Mejora o cese de los síntomas tras mover las piernas.
Aparición o predominio de los síntomas durante la tarde o la noche.
Para el tratamiento de la variante secundaria del SPI, se aborda la causa subyacente, como la administración de hierro en casos de deficiencia.
En el caso del SPI idiopático, los fármacos dopaminérgicos, como ropirinol, rotigotina, pramipexol o levodopa, son la primera opción. Estos medicamentos, al mejorar significativamente los síntomas, respaldan la teoría de la implicación de la dopamina en este síndrome.
Alternativas incluyen ciertos antiepilépticos como gabapentina, pregabalina, topiramato o carbamazepina. En última instancia, para casos más resistentes, se pueden considerar opiáceos como la oxicodona.
En Clínica Osten, entendemos que vivir con el SPI puede presentar desafíos, pero estamos comprometidos a brindar diagnósticos precisos y tratamientos efectivos, para que cada paciente pueda recuperar el control y disfrutar de un sueño reparador. Si sufres alguno de estos síntomas, no dude en pedir cita mediante el siguiente enlace.
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