Lesiones más comunes en el voley

En Clínica Osten te contamos cuáles son las lesiones más recurrentes del vóley, sus diferentes tratamientos y prevenciones. En uno de los deportes más practicados alrededor del mundo, es esencial saber lidiar y prevenir ante sus principales lesiones. 

¿En qué zonas del cuerpo son más comunes las lesiones en el vóley?

En este deporte, los jugadores pueden experimentar lesiones en varias partes del cuerpo, aunque algunas áreas son más propensas que otras. Las zonas más propensas a sufrir  suelen ser los tobillos, rodillas, dedos y manos, espalda, hombros o la cabeza. 

¿Cuáles son las lesiones más comunes en el vóleibol?

Como en todos los deportes, las lesiones pueden variar según la gravedad y afectar a diversas zonas del cuerpo. Aunque por la forma de juego y los movimientos que se realizan en este, las lesiones más recurrentes son:

Tendinitis del manguito rotador

Esta es una lesión común en varios deportes, incluido en el voleibol. El manguito rotador es un conjunto de cuatro músculos y sus tendones que estabilizan y permiten el movimiento del hombro. 

En el deporte del voleibol, los movimientos repetitivos del brazo al realizar saques, remates y bloqueos, pueden contribuir al desarrollo de la tendinitis del manguito rotador. 

Entre los principales síntomas se pueden incluir el dolor de hombro, debilidad en el brazo y dificultad para levantar objetos pesados.

Esguinces de tobillo

Esta lesión es una de las principales causas de baja en los jugadores de voley, debido a los rápidos movimientos, los cambios de dirección y los saltos constantes. 

Sus síntomas principales son el dolor agudo en el tobillo, hinchazón y posible hematoma, dificultad para caminar o soportar peso en el pie afectado o inestabilidad en el tobillo. 

Tendinitis rotuliana

La tendinitis rotuliana afecta al tendón que conecta la rótula con la espinilla. Esta presenta generalmente dolor alrededor de la rótula, hinchazón en la zona, sensibilidad al tacto y rigidez en la rodilla. 

Esta lesión puede aparecer con bastante frecuencia debido a los saltos frecuentes y los bruscos aterrizajes.

Para detectar esta lesión nos enfocaremos en el dolor alrededor de la rótula, el hinchazón en la zona afectada, sensibilidad al tacto o rigidez en la zona de la rodilla.

Ligamento Cruzado Anterior (LCA)

El ligamento cruzado es uno de los ligamentos principales en la rodilla, el cual es crucial para proporcionar estabilidad en los movimientos que incluyen giros o rápidas frenadas.

Esta lesión es una lesión de una mayor gravedad que las anteriores y generalmente necesita bastante tiempo de recuperación, entre 8 y 12 meses y esta suele aparecer en los casos en los que el jugador cae torpemente después de un salto.

Para la recuperación total de este, se requiere cirugía, y para recuperar la movilidad total y la mejor rehabilitación, es recomendable consultar con un traumatólogo. En Clínica Osten contamos con un equipo experto de traumatología, los cuales tomarán las mejores medidas para tu excelente recuperación.

Dolor en la espalda baja

Esta zona lumbar es generalmente uno de los dolores más comunes, estos se relacionan con los músculos y la tensión de los ligamentos. Generalmente, si el dolor no se propaga, este se resuelve con descanso, terapia física y rehabilitación.

En caso de que el dolor persista o incluso se irradie hacia las piernas, la causa de este dolor puede deberse a un disco herniado.

Por otro lado, los jugadores de vóley pueden presentar una fractura por estrés en la espalda baja denominado espondilolisis. 

Ante cualquier caso, sería muy beneficioso consultar el problema con un médico especializado. 

¿Cómo se pueden prevenir las lesiones en el vóley?

La prevención de las lesiones es algo que en cualquier deporte genera un mayor rendimiento en el jugador y por supuesto mayor salud. 

Algunas de las prevenciones y consejos para evitarlas son: 

1. Calentamiento adecuado
   Realizar un buen calentamiento antes de la práctica del deporte con el fin de aumentar la temperatura corporal, mejorar la flexibilidad y preparar los músculos para la actividad, es crucial para disminuir las posibilidades de una lesión.
   
   
2. Entrenamiento de fuerza y flexibilidad
   Podemos incorporar a nuestros entrenamientos ejercicios específicos de fuerza para fortalecer los músculos de la zona, especialmente debemos enfocarnos en los músculos de las piernas, glúteos, core y hombros.
   Además, dentro de nuestros entrenamientos, podemos incluir ejercicios de flexibilidad para mejorar la movilidad y reducir la rigidez muscular.
   
   
3. Uso de equipo de protección
   

   Emplear el calzado deportivo adecuado que brinde soporte y absorción de impactos puede evitar muchas de las lesiones anteriormente mencionadas. 

Además, podemos optar por incorporar rodilleras, tobilleras y otro soporte para esta zona, e incluso es muy recomendable optar por un servicio de fisioterapia con el fin de aliviar y minimizar las lesiones. En nuestro equipo contamos con grandes profesionales especializados en el servicio de fisioterapia, puedes contar con nosotros para cualquier cuestión o si lo prefieres, puedes pedir cita en el siguiente enlace, ¡Clínica Osten se encarga de tu salud!