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23/08/2022
De forma estricta, la palabra fibromialgia significa dolor en los músculos y en el tejido fibroso (tendones y ligamentos). La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por el dolor musculoesquelético generalizado, y al que le acompaña otros síntomas como la fatiga, los problemas de sueño, alteraciones en la memoria y el estado de ánimo.
Supone una anomalía en la percepción del dolor, de forma que se pueden percibir como dolorosos, estímulos que en realidad no lo son. En este sentido, los investigadores creen que las sensaciones dolorosas se amplifican debido al modo en que el cerebro y la médula espinal procesan las señales.
No hay una causa exacta, pero se cree que son los cambios producidos en el cerebro y en la médula espinal a partir de una estimulación nerviosa repetida la que podría estar detrás de esta enfermedad. Los cambios en el cerebro provocarían el aumento anormal de algunas sustancias químicas que son las responsables de la transmisión de las señales del dolor. De esta forma, los receptores del dolor del cerebro se hacen más sensibles y reaccionan de forma desproporcionada tanto cuando hay señales de dolor como cuando no las hay.
Entre las posibles causas que pueden provocar estas alteraciones, se pueden mencionar las siguientes:
– Infecciones virales: algunas infecciones por virus pueden provocar la aparición de esta enfermedad o agravarla.
– Sucesos físicos o emocionales: un traumatismo debido a un fuerte golpe como podría ser un accidente automovilístico o el estrés psicológico prologando puede hacer desarrollar esta enfermedad.
– Genética: si hay familiares que han sufrido esta enfermedad, también hay una mayor probabilidad de padecerla.
Entre los factores de riesgo se pueden mencionar los siguientes:
– Otros trastornos o enfermedades previas: algunas personas con lupus, artritis reumatoide y espondilitis anquilosante pueden también desarrollar fibromialgia.
– El sexo: las mujeres tienen mayor probabilidad de sufrir esta enfermedad que los hombres.
– Antecedentes familiares.
Los principales síntomas son:
– Dolor generalizado: generalmente el paciente lo describe como un dolor leve, molesto y constante, que tiene una duración de al menos tres meses. Se produce en ambos lados del cuerpo y tanto en la parte superior como inferior.
– Fatiga: a pesar de dormir más horas de lo habitual, generalmente las personas que lo padecen se despiertan cansadas. Tienen alteraciones del sueño debido a la irrupción del dolor y pueden manifestar apnea del sueño.
– Dificultades cognitivas: hay problemas para enfocar la atención y lograr la concentración (fibroniebla).
También puede aparecer otra sintomatología asociada, como las siguientes:
– Síndrome de colon irritable.
– Síndrome de fatiga crónica.
– Migraña y otros tipos de dolores de cabeza.
– Cistitis intersticial o síndrome de vejiga dolorosa.
– Adormecimiento u hormigueo en manos y pies.
– Dolor en el rostro o mandíbula, incluyendo una afección conocida como trastorno de la articulación temporomandibular.
– Ansiedad.
– Depresión.
– Síndrome de taquicardia postural.
– Problemas para dormir.
En mayor medida, el tratamiento para la fibromialgia consiste en una combinación de medicamentos que ayudan a reducir el dolor y a dormir mejor, junto con estrategias terapéuticas de cuidado personal. Se busca minimizar los síntomas para lograr mejorar la calidad de vida. No existe un tratamiento único que alivie todos los síntomas, sino que es conveniente seguir la acumulación de todas las indicaciones terapéuticas indicadas por el especialista.
Los medicamentos deben ser tomados siguiendo siempre las pautas médicas y suelen incluirse analgésicos, antidepresivos y medicamentos anticonvulsivos.
Entre las terapias, sería recomendable acudir a un fisioterapeuta para conocer los ejercicios que pueden mejorar la fuerza, la flexibilidad y la resistencia del cuerpo. Por otro lado, también un terapeuta ocupacional puede indicar los cambios o ajustes a realizar con ciertas tareas o en el ámbito del trabajo para reducir el estrés en el cuerpo. Además, el asesoramiento psicológico es una opción valiosa para fortalecer la confianza en las habilidades del paciente, así como conocer estrategias para gestionar de forma adecuada el estrés.
Todo ello acompañado de ejercicio regular, dormir bien, tener una dieta saludable y aprender a tomarse las cosas con calma, contribuirá a mejorar la calidad de vida del paciente que sufre fibromialgia.
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