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25/06/2021
La sinovitis de cadera es una lesión de cadera bastante frecuente entre los niños. No es una patología grave, siempre y cuando se trate de manera correcta. En el artículo vamos a ver todo sobre esta lesión.
Se trata de una inflamación de la cadera, en concreto del tejido sinovial, que se suele resolver con reposo en pocos días. Por lo tanto se trata de un proceso benigno, leve y autolimitado.
Suele ser la causa más frecuente de dolor en la cadera en el niño. Puede ocurrir entre los 9 meses de vida y la adolescencia pero sobre todo entre los 3 y los 8 años. En el 5% de los casos la clínica es bilateral, aunque estudios por ecografía han demostrado que puede haber inflamación hasta en el 20% de los casos
La enfermedad fue descubierta por Lovett y Morse en 1892 y desde entonces ha recibido varios nombres como coxitis transitoria, coxitis fugax o coxitis serosa simple.
La causa de la enfermedad continúa sin conocerse a día de hoy. Sin embargo, se ha relacionado con alguno de los siguientes procesos:
Una infección inespecífica vírica de vías respiratorias superiores, faringitis u otitis media. Esta asociación se ha encontrado en el 70% de los casos.
Un antecedente de traumatismo, caída o golpe. Esta asociación se ha encontrado entre el 17 y el 30% de los casos.
Una predisposición alérgica. Esta asociación se ha encontrado entre el 16 y el 25% de los casos.
La sinovitis transitoria se caracteriza por un dolor en la cadera, ingle o cara anterior del muslo, que empieza de forma aguda, acompañado de cojera y movilidad limitada, en un niño que se encuentra sano. En ocasiones se acompaña de fiebre baja.
Los síntomas disminuyen de forma gradual en unos días o semanas. La media de duración es de unos 10 días, si bien puede alargarse el proceso hasta 8 semanas. En ocasiones la sinovitis puede volver a producirse al cabo de un tiempo. Esto ocurre en el 17% de los niños.
Es importante acudir al especialista en ortopedia pediátrica para descartar otras enfermedades más graves que podrían provocar una sintomatología similar.
Entre ellas destacamos la artritis séptica de cadera, la enfermedad reumática, la enfermedad de Perthes, la displasia de Meyer o la epifisiolisis proximal de fémur.
Para ello el especialista explorará la cadera, especialmente la movilidad de la misma y en algunas ocasiones puede solicitar alguna exploración complementaria.
Según el cuadro clínico y la exploración puede ser necesaria la realización de una radiografía, una ecografía, un análisis de sangre o pruebas más complejas como una gammagrafía o una resonancia de cadera.
El tratamiento está enfocado a disminuir la inflamación de la cadera. Por ello se recomienda el reposo hasta que el dolor cede y la movilidad se recupera. Los antiinflamatorios como el ibuprofeno ayudarán a controlar las molestias y acelerarán el proceso de curación.
En casos de dolor muy severo puede estar indicado el ingreso hospitalario para colocar una tracción cutánea en las extremidades (figura), que alivia el dolor de la cadera, y para administrar medicación antiinflamatoria pautada.
Excepcionalmente, si se produce un derrame intenso en la cadera puede ser necesaria una aspiración del líquido articular.
Se trata de una enfermedad autolimitada que cura sin secuelas en la mayoría de los casos. Si el proceso inflamatorio ha sido muy importante o repetido, puede existir una estimulación de las zonas de crecimiento de la cadera y provocar que ésta se haga algo más grande. Esto se conoce como coxa magna pero no produce ningún trastorno funcional.
El problema principal de esta enfermedad es que puede confundirse con otras enfermedades.
La más grave sería la artritis séptica de cadera, enfermedad muy grave porque si no se opera a tiempo y se instaura el tratamiento antibiótico adecuado puede provocar la destrucción de la articulación. Para su diferenciación utilizamos el protocolo de Kocher, específico para el manejo del dolor de cadera en el niño.
Otra enfermedad que puede presentar una sintomatología similar es la enfermedad de Perthes, proceso de necrosis de la cabeza del fémur que puede comportar también la destrucción articular.
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